5 Lugares donde Practicar la Meditación en Málaga

Ninguno de ellos viene en ninguna guía de turismo al uso, ni en ningún libro de meditación. Y esto es porque lo que voy a compartir son lugares donde yo he sentido una energía potente para meditar dentro de Málaga, para sentarme y dedicarme a estar conmigo en ese sitio. ¿Te apuntas a este viaje?

1º) El Monte de San Antón. Colina Este.

Amanece en el Monte de San Antón, Colina Este
Amanece en el Monte de San Antón, Colina Este

Me ocurrió de súbito. Mi cuñada Rocío estaba ya fuera cuentas. Blanquita venía en camino, y algo me despertó bien temprano, tanto que era aún de noche. Y pensé: son las 6 de la mañana, me puedo quedar aquí dándole vueltas al coco o puedo hacer algo distinto. Lo primero que se me vino fue ir al monte de San Antón. Allí subí casi corriendo pues quería ver la salida del sol. Escalé primero a la colina oeste, pues es la más alta, y desde ahí observé que era mejor la este para la salida del sol. Me senté a observar, primero meditando con los ojos cerrados para abrirlos un minuto antes de la llegada del astro rey. Fue espectacular. El Sol era inmensamente potente, ¡apabullador! Cuando terminé de meditar bajé con mucha energía. Aquella noche nació mi sobrina.

2º) El Cantal (La Cala)

El Sonido Ronco de las aguas se combina con el olor a salitre
El Sonido Ronco de las aguas se combina con el olor a salitre

Lo sorprendente de este lugar no es sólo la vista que nos ofrece a la ensenada de Málaga, sino el contacto con el agua desde una altura de unos metros. El agua azul pega en la roca, deleitándonos con el sonido ronco y el olor a salitre. El sol baña  la roca y la pone amarilla, casi roja, dependiendo de la hora. Mirar la sierra de Mijas desde aquí es como una tarea inabarcable, siempre hay un detalle por ver.

3º) Monte Gibralfaro

La Clave es dejarse perder y así poder acceder a uno de estos balcones a la ciudad.
La Clave es dejarse perder y así poder acceder a uno de estos balcones a la ciudad.

Subiendo por el camino nuevo, y dejando el castillo de Gibralfaro a tu izquierda se abre un sendero no muy hospitalario en un principio, pues hay obsequios tirados por amantes de la noche, y paseadores de perros olvidadizos.  Si continúas en el sendero y te dejas perder por él, hay un par de lugares realmente que merecen el nombre de balcones a la ciudad. Otra forma de subir es por Calle Aguas, aunque la clave no es subir con control, sino abandonarse a los pies y el corazón. Estar en nuestro balcón a Málaga sin formar parte de ella te permite cerrar los ojos y sentir el rugido de la ciudad, mezclándose con tu propio rugido.

4º Espigones de Pedregalejo

Entre Meditación y Psicoterapia es el libro
Atardece en Pedregalejo. «Entre Meditación y Psicoterapia» es el libro

Yo suelo auparme al espigón que está frente a «Miguelito el Cariñoso». Y ya solo el sortear las piedras y sus huecos es un breve acto de meditación hacia este podio en el que se puede contemplar el barrio de pescadores con Málaga al fondo dando la impresión de estar en una Jábega. Aquí se confunde el salitre y el espeto, con las olas acariciando la piedra. Muy aconsejable hacerlo con el mar un poquito en calma y en la tarde-noche del verano.

5º Desembocadora del Guadalhorce.

Esconderse entre la maleza y hacerse uno con la Pachamama.
Esconderse entre la maleza y hacerse uno con la Pachamama.

Las aguas que desfilaron por el Chorro, que vienen desde más allá la Peña de los enamorados, llegan a su Nirvana justo en una playa. Para ir a este lugar suelo ir con mi bici. Lo ideal está en ir en primavera u otoño, y por la tarde, recordando que aquí la sierra de Mijas nos quitará la luz pronto. Yo suelo perderme entre la maleza de la rivera este, disfrutando de hacerse uno con la Naturaleza, viendo a las aves que vienen o se van de África. Sentarse aquí es estar con uno mismo en un lugar de paso y quietud.

Espero que os hayan dado ideas estos lugares. Tengo otros, pero estos ya son para otro día…

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